Todo el poder a los niños - Regreso al Futuro
enero 19, 2011
Si el nuevo silabario del mundo es internet, mantener a los niños que estudian fuera de él es mantenerlos en una forma moderna de analfabetismo. Tan importante como poner libros de texto en las manos del alumno es poner una computadora que lo conecte con el mundo —y con los libros—.
Es fundamental dar a cada niño computadora y conectividad, para que las usen en la escuela y en su casa, con las guías de enseñanza y los libros de texto incorporados, como un Kindle o un iPad, sin tener que imprimirlos por millones cada año, ni cargarlos en la mochila.
Lo ha hecho en dos años Uruguay, entregándole una laptop básica a cada uno de los 350 mil alumnos de primaria en el país, un país que ha crecido los últimos ocho años a un promedio de 6.8%, ha reducido la pobreza a 18.1% y ocupa el primer lugar de América Latina en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU. El proyecto uruguayo definió cuatro principios:
Principio de saturación: cada niño tiene una laptop de su propiedad, única vacuna personal contra la brecha digital.
Principio de edad temprana: desde niños de primaria que no necesitan saber leer y escribir para usar la computadora, cuyo manejo se extiende a la casa en donde se usa más intensiva e, incluso, familiarmente.
Principio de conectividad: la computadora está diseñada para crear un ambiente de red inalámbrico: una se conecta a otras y cuando hay internet, una puede dar señal a otras.
Principio de software libre u “open source”: mediante el uso de sistemas innovadores cada niño aprende y enseña.
En México harían falta 14 millones 600 mil computadoras para poner una en las manos de cada mexicano de entre seis y 12 años. Se antoja una cifra más que accesible, en realidad relativamente baja para un país del tamaño y los recursos de México, habida cuenta de que una computadora básica no rebasa los 200 dólares de costo unitario. Hablamos de un monto de tres mil millones de dólares para un país que gasta unos 2.5 mil millones cada año en el presupuesto de su mayor casa de estudios superiores, la UNAM, cuya matrícula apenas rebasa los 300 mil estudiantes.23 Detalle clave: la entrega gratuita de laptops para sus niños fue financiada en Uruguay por un incremento especial del impuesto predial a cada uruguayo: una carga pesada que impuso uno de los gobiernos más de izquierda y aceptó tranquilamente una de las sociedades civiles más combativas de América Latina.*
Si no se da poder de conocimiento a los niños a través de la tecnología, la conectividad, el aprendizaje no memorista y el trabajo en equipo, tanto en casa como en la escuela, no será posible remontar el rezago educativo digital. Poco logrará cualquier “nuevo proyecto” de “nueva revolución educativa” si no se pone en manos de los alumnos el instrumento clave —por excelencia democrático y accesible— de la nueva civilización. Tampoco éste es un problema que se resolverá sólo en el entorno educativo, pues apunta al corazón mismo de la premodernidad del país, donde la penetración de la internet y de la banda ancha son muy bajas.**
El país entero, no sólo sus niños y sus escuelas, vive en una forma de la edad de piedra digital. La penetración de banda ancha en México es de 9.2 suscriptores individuales por cada 100 habitantes. El promedio de los países de la OCDE es de 23.24 La banda ancha mexicana es la más cara y más lenta de todos los países de esa organización. Un tema central de la modernización educativa de México tendrá que resolverse en su sector de telecomunicaciones, uno de los menos dinámicos por el lento desarrollo en que lo tienen sumido la indecisión de la autoridad y la resistencia de las empresas del sector que luchan para conservar sus capturas previas y limitar el acceso a nuevos competidores. Si la nueva riqueza de las naciones no se mide ya en ingreso sino en banda ancha per cápita, México es un país muy pobre. Su pobreza digital es mayor que la social y la económica.
Desde: Regreso al futuro / Jorge G. Castañeda y Héctor Aguilar Camín / revista NEXOS
Es fundamental dar a cada niño computadora y conectividad, para que las usen en la escuela y en su casa, con las guías de enseñanza y los libros de texto incorporados, como un Kindle o un iPad, sin tener que imprimirlos por millones cada año, ni cargarlos en la mochila.
Lo ha hecho en dos años Uruguay, entregándole una laptop básica a cada uno de los 350 mil alumnos de primaria en el país, un país que ha crecido los últimos ocho años a un promedio de 6.8%, ha reducido la pobreza a 18.1% y ocupa el primer lugar de América Latina en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU. El proyecto uruguayo definió cuatro principios:
Principio de saturación: cada niño tiene una laptop de su propiedad, única vacuna personal contra la brecha digital.
Principio de edad temprana: desde niños de primaria que no necesitan saber leer y escribir para usar la computadora, cuyo manejo se extiende a la casa en donde se usa más intensiva e, incluso, familiarmente.
Principio de conectividad: la computadora está diseñada para crear un ambiente de red inalámbrico: una se conecta a otras y cuando hay internet, una puede dar señal a otras.
Principio de software libre u “open source”: mediante el uso de sistemas innovadores cada niño aprende y enseña.
En México harían falta 14 millones 600 mil computadoras para poner una en las manos de cada mexicano de entre seis y 12 años. Se antoja una cifra más que accesible, en realidad relativamente baja para un país del tamaño y los recursos de México, habida cuenta de que una computadora básica no rebasa los 200 dólares de costo unitario. Hablamos de un monto de tres mil millones de dólares para un país que gasta unos 2.5 mil millones cada año en el presupuesto de su mayor casa de estudios superiores, la UNAM, cuya matrícula apenas rebasa los 300 mil estudiantes.23 Detalle clave: la entrega gratuita de laptops para sus niños fue financiada en Uruguay por un incremento especial del impuesto predial a cada uruguayo: una carga pesada que impuso uno de los gobiernos más de izquierda y aceptó tranquilamente una de las sociedades civiles más combativas de América Latina.*
Si no se da poder de conocimiento a los niños a través de la tecnología, la conectividad, el aprendizaje no memorista y el trabajo en equipo, tanto en casa como en la escuela, no será posible remontar el rezago educativo digital. Poco logrará cualquier “nuevo proyecto” de “nueva revolución educativa” si no se pone en manos de los alumnos el instrumento clave —por excelencia democrático y accesible— de la nueva civilización. Tampoco éste es un problema que se resolverá sólo en el entorno educativo, pues apunta al corazón mismo de la premodernidad del país, donde la penetración de la internet y de la banda ancha son muy bajas.**
El país entero, no sólo sus niños y sus escuelas, vive en una forma de la edad de piedra digital. La penetración de banda ancha en México es de 9.2 suscriptores individuales por cada 100 habitantes. El promedio de los países de la OCDE es de 23.24 La banda ancha mexicana es la más cara y más lenta de todos los países de esa organización. Un tema central de la modernización educativa de México tendrá que resolverse en su sector de telecomunicaciones, uno de los menos dinámicos por el lento desarrollo en que lo tienen sumido la indecisión de la autoridad y la resistencia de las empresas del sector que luchan para conservar sus capturas previas y limitar el acceso a nuevos competidores. Si la nueva riqueza de las naciones no se mide ya en ingreso sino en banda ancha per cápita, México es un país muy pobre. Su pobreza digital es mayor que la social y la económica.
Desde: Regreso al futuro / Jorge G. Castañeda y Héctor Aguilar Camín / revista NEXOS